jueves, 14 de enero de 2010

Ciudades

Almudena

Comienza y termina en el mismo lugar que se nombra. No la puedes contemplar si no te miras los pies, ya que es la vista la que la une a tu cabeza y mientras te haces un gran ovillo, un gran cero relleno de dulces aromas.......ya no eres cero.



Araceli

Es una ciudad pequeña, sumergida en un bosque de pinos. La fragancia de estos forma parte de sus habitantes, tranquilos y receptivos, alegres y dinámicos, comprensivos y luchadores.
Ni una palabra se dice en ella carente de significado, ni un acto pasa desapercibido, ni una canción se pierde en el aire; es un remanso de armonía y de PAZ.
Es el lugar ideal para escaparse y volver a la lucha diaria como nuevo. Pero está escondida en el bosque, tan solo si la buscas la encontrarás…



Carmen (Merino)

No quiero que carmen sea el nombre de una ciudad.

Quiero que sea un bosque en primavera, con olor
a tierra de tormenta que se avecina y crujir
de hojas húmedas bajo los pies.

Si tengo que ser una ciudad, la llenaré de árboles
para que el sol se cuele entre mis troncos
altos y esbeltos, a esa hora en la que la magia
existe y brilla con el rocío.

Si tengo que ser una ciudad,
lo seré de hogares entre las rocas
y cánticos alrededor del fuego,
pero no
¡no quiero ser una ciudad!



Carmen (Pardo)

Ciudad-jardín de variopintos ambientes. Unos parecen preparados para el reposo del viajero, otros para el encuentro de los amantes… y en otros crecen las rebeldes y desdeñadas malas-hierbas que forman parte también de esta urbe .

Recorriendo sus callejas y senderos uno se da cuenta de que la ciudad-jardín no es homogénea, no fue planificada por un urbanista o, si lo fue, la vegetación y los hombres se han ido imponiendo y borrando aquel proyecto.

Carmen parece un muestrario de edificios, árboles y arbustos de todo tipo donde el exótico cedro convive con la zarzamora y la alta torre de cristal que apunta al cielo se asienta junto a una pequeña casita que resiste el paso del tiempo.

No se sabe qué domina si el jardín o la ciudad y es que los habitantes de Carmen llegaron aquí de lugares diferentes y por azar. La mitad procede de un valle no muy lejano que quedó cubierto por sucesivos derrumbamientos de la montaña; la otra mitad llegó de lejanas tierras huyendo de una vida de artificio, de un mundo hecho de hormigón y de cristal en el que se sentían aprisionados e infelices. Los primeros plantaron sus árboles, sus huertos, sus jardines tratando de recuperar sus recuerdos; los segundos reconstruyeron sus hogares sin conseguir olvidar los suyos.

El visitante a veces se sorprende de los contrastes pero cuando uno vive un tiempo en la ciudad se da cuenta de que el conjunto no es tan anárquico, de que sus aparentes discrepancias tienen un fondo coherente y que si la recorres con tranquilidad y la aceptas como es, es posible olvidar lo que se quiere olvidar y recuperar aquello que aún se añora.



Charo

Lo primero que llama la atención de ésta ciudad, aún sin haberla visitado nunca, es su nombre, raro y sin sentido para una ciudad. Os voy a explicar cuál es su origen. En realidad, CHARO son las siglas de los nombres de los cinco distritos que componen esta urbe. Porque ésta es una ciudad formada por otras pequeñas ciudades, cuyos nombres son: Columpia, Holpatia, Asombra, Remotia, y Olvidia. No se conoce el origen de estos nombres, pero se sospecha que fueron elegidos totalmente al azar.

Cada uno de estos distritos parece en sí una población independiente de las demás, están rodeados por murallas de estilos arquitectónicos muy diferentes y los habitantes de cada uno de ellos son también de diferente raza, cultura y religión. Sin embargo, aunque conservan celosamente sus costumbres no están totalmente aislados. En las murallas hay puertas que permiten a sus habitantes salir y mezclarse, que no confundirse, con sus vecinos, en las zonas comunes de la ciudad. Una gran plaza central y calles que la circundan y que están flanqueadas por los altos muros divisorios. En tiempos de paz, en estos lugares las variopintas poblaciones comparten e intercambian mercancías e ideas, y es una delicia ver tanta variedad de rasgos, ropajes, lenguas y costumbres. En estos días todo parece perfecto, y nadie que visitara la ciudad querría irse jamás.

Sin embargo los períodos de calma son a menudo interrumpidos por enfrentamientos y disputas entre los miembros de las diferentes etnias. No se sabe a menudo como empiezan, corren rumores de que alguien de Columpia ha arremetido contra alguna costumbre de Remotia, o un Olvidiano dice haber oído despreciar alguno de sus estimados productos por un Holpatiano. Y ya se sabe que estas cosas crecen como bola de nieve rodando por la ladera de una montaña. Las puertas de las ciudades se cierran y se vuelve a un período de tenso aislamiento, pueden pasar años hasta que algún nuevo líder local decide iniciar conversaciones con sus vecinos y al darse cuenta de que las aparentemente graves cuestiones que los habían hecho enemistarse no son en realidad más que inconsistentes chismorreos de patio de vecinos, deciden volver a abrir las puertas y los corazones a sus conciudadanos.

Todo esto sucede periódicamente y seguramente así será siempre, porque la ciudad de CHARO, como todo en la naturaleza, funciona a base de ritmos que se suceden, como el abrirse y cerrarse de los latidos de un corazón, como el día y la noche, el invierno y la primavera, el deseo y la saciedad…



Laurence

Íntima, abierta


Patios recogidos, vistas lejanas

Mar, montaña y palmera

Sol y brisa.

Susurro del agua, barullo de la calle

Azahar, azafrán y canela

Luz y sombra.


Íntima, abierta, infinita…

Entra.



Paz

Llámala como a un perro. Con pronunciarla no vale. Es un estado. Bulle de dentro a fuera, como la lava. Sin límites, fronteras ni murallas, sólo hay que pisarlo. Encontrarás batallas, crímenes y asesinatos. Ahí también está, con la fuerza de lo que se crea y se destruye. Atravesando desiertos, abismos y oleajes. Viajando como una enfermedad. Sin moverte de tu sitio. Sin levantar la voz. Quizá tendrás que pasar hambre. Pero liberarás al mundo. Sólo con pronunciarla no vale.



Pedro

El desierto rodea la ciudad de Pedro, refugio de caravanas y viajeros, y
nuevo punto de partida, tras recuperar fuerzas, para continuar la travesía.
No se conoce su origen, no hay ruinas, nunca hubo viejos que narraran
historias, que repitieran lo que les contaban sus abuelos.
Sin embargo, se sabe, sin saber ni como ni porqué, que siempre estuvo allí,
que siempre estará esperando y acogiendo a caravanas, viajeros, y los que ni
conocen su existencia ni nunca pasarán por ella.



Pilar

Es una ciudad construida en vertical, sólida y erguida hacia el sol y la luna.
Se ubica cerca del mar y, en el centro, tiene un castillo de cristal.
La ciudad Pilar está construida con materiales resistentes y permeables, muy sensibles a todo lo que pasa a su alrededor: se expanden con el calor y las alegría de sus habitantes, se contraen por el miedo, y rezuman de dolor.
Es una ciudad viva que acoge entre sus muros a quienes por ella pasan y necesitan calor: unos llegan y se quedan, otros a penas están, otros pasan de puntillas, otros ni siquiera van.
Cuando se acercan gentes que no tienen corazón, la ciudad se torna fría e impermeable y los repele al instante.
¿Qué más os puedo contar de la ciudad Pilar?. Que ahí sigue, en su enclave, abierta a los visitantes.

2 comentarios:

  1. ¡Qué maravilla de textos, chicos! Habría que construir un país con todas estas ciudades. Me habéis dado mucha envidia porque se nota que habéis disfrutado un montón con Calvino y que todo eso ha fermentado en arte del bueno.

    Mis felicitaciones,

    Gloria

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  2. Trabajazo de Gloria!!!!! Es la Hos....!!!!
    Poco a poco vamos dando de comer a este BLOG de bloges (EA! con el plural).
    Almu

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